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AMENORREA, DISMENORREA, METRORRAGIA… // ALTERACIONES DEL CICLO MENSTRUAL DESDE LA PERSPECTIVA DEL YIN YANG.

Alejandro / /
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A lo largo de mi carrera he tenido un sinfín de conversaciones a cerca de la amplitud de la teoría del yin yang. Cada una de ellas con una perspectiva y aplicación concreta. Dependiendo del lugar la situación y el público involucrado estos conceptos pueden llegar a generar admiración o por la contra, mucha controversia.

Más allá de subjetividades, la teoría yin yang plantea un visión de conceptos que coexisten o se relacionan de forma binaria, contraria y complementaria. Aplicado en el ámbito de la consulta es de gran utilidad, porque ofrece una mirada muy certera y precisa que nos ayuda a establecer vínculos con una parte más o menos conocida de la naturaleza. En este caso, a me sirve para poder aproximarme con cautela pero con seguridad a un fenómeno que no puedo in corporar y que sólo puedo reconocer como parte complementaria fundamental de lo que sí conozco.

A pesar de que no tengo menstruación los nombres técnicos que se le atribuyen a los distintos desórdenes de su ciclicidad femenina siempre me han resultado artificiales y hasta desagradables. Quizá por las negaciones o bien por esa sonoridad de las dobles rrss, todas estas atribuciones conceptuales me hacen sentir todavía más distancia de la que biológicamente tengo que asumir. Así que me voy a permitir realizar otro tipo de planteamiento más habitual en mi consulta.

La menstruación se manifiesta como un fenómeno cíclico.

Comúnmente se la reconoce por un fundamento clave; la sangre.

Mantiene una estrecha relación con la reproducción y por ello con la parte primitiva del ser humano.

Invita a la mujer a navegar por una esfera de sensibilidad notablemente amplificada.

Como hecho biológico determina un rol de género que se relaciona inevitablemente con diversos aspectos de la sociedad.

Cada una de estas cuestiones podrían ser ampliamente desarrolladas desde una perspectiva yin yang con la finalidad de comprender que entre todas ellas, existe un nexo de unión muy sencillo. Me refiero a que tanto las alteraciones del sistema nervioso que afectan a la ciclicidad de cualquier ser humano, como la formación o no de tejido en las paredes uterinas; con su consecuente transformación en substancia vital. Están, en esencia gobernadas por una relación de opuestos contrarios complementarios.

El mismo hecho de que una mujer pueda o no quedarse embarazada o incluso me atrevería a ir más allá diciendo; que ella misma lo decida o no, puede ser observado y comprendido bajo una lógica de efectos contrarios complementarios.

Más allá de un posible debate que ni siquiera pretendo enunciar, me gustaría hacer ver que la medicina tradicional ofrece una visión de la salud fundamentada en la vida; para así comprender sus irregularidades y con ello intentar aliviar el sufrimiento de quienes las padecen. A diferencia de otras perspectivas que se centran en lo patológico para darle un sentido a la vida.

Por ello, cuando pienso en algo que deseo comprender; pero que no se manifiesta como evidente, trato de ampliar la mirada para darme cuenta de que lo desconocido está por todas partes; y es nuestra voluntad lo que determina una posibilidad de reconocer en ello un concepto cacofónico ( amenorrea, dismenorrea, hipermenorrea ) o yo y mi pareja, mi abuela y mi abuelo, una paciente y su puesto de trabajo, una mujer adolescente y su ideología cristiana, un cuerpo de mujer y el deporte de alto rendimiento, etc.

Se trata pues de poner cierto orden y comprensión a la relación que existe entre el cielo y la tierra. Una expresión clásica de la medicina tradicional china que nos habla de las grandes dificultades de vivir en una realidad social rápida, compleja y variable; teniendo un cuerpo natural que opera de forma constante, cíclica y, visto desde una perspectiva binaria, muy sencilla.

Foto de encabezado Annie-spratt